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Mi experiencia con la meditación Vipassana [Parte 1]

junio 14, 2021

Al abrir la puerta de su apartamento sentí mi corazón acelerar, en mi mano llevaba unas cartulinas hechas con la única intención de que ese día, mi vida pudiera cambiar.

Así fue, pero no por la causa que yo pensaba.

Ella me escucho, sus ojos brillaban de la emoción, eran los inicios de una nueva sociedad. Mi dedicación para causar este impacto se veía reflejado en su sonrisa, era el último rayo de sol que antecede a la tormenta.

Tormenta que arrasa con los cimientos de cualquier estructura que este débil.

Y mi vida en ese momento, era una construcción de paja.

Arraso con todo en cuanto vio y con los escombros en mano se compadeció para pronunciar la cura que ella había propiciado.

¿Por qué no vas a meditar?

Me aferre a su pregunta, a su energía de bondad. Sentí la energía de prosperidad que su hábitat emanaba. Era una locura decir que no.

Ahora aquí, más de diez años después y con más de 10 cursos en mi haber te pregunto a ti, querido lector, que por algún sincrodestino de la vida llegaste a mi hogar de ideas, a mi espacio virtual, te formulo la misma pregunta:

¿Por qué no vas a meditar?

Ese día yo dije que si con cierta timidez, me aferre a su experiencia de vida y a su pasión con la que me hablaba de Vipassana que era difícil no intentar darle una oportunidad a la meditación.

Por eso, quiero expresarte mi experiencia de transformación, gritarla con la misma pasión para que tus dudas se diseminen, tu curiosidad aumente, y tu convicción se fortalezca.

A través de esta serie de artículos, parte 2 (donde hablaremos de la filosofia) y parte 3 (beneficios y recomendaciones), quiero enviar mi agradecimiento con la técnica y con todas las personas que han hecho posible este cambio de vida.

Cuando vives una experiencia mística y transformadora  no dudas en gritarla al mundo, quieres compartir este gozo con cuanto ser te encuentras  y de una forma altruista deseas que los demás se benefician de la misma forma que tú lo hiciste.

Recuerda
“quiero que más personas en el mundo salgan del sufrimiento, alcancen la felicidad y se liberen de la desdicha”. Este es el propósito con el cual escribí este artículo. Disfrútalo.

¿Qué es Vipassana?

Si has llegado hasta aquí, lo mas probable es que ya sepas de antemano algo sobre Vipassana, así que con ayuda de la pagina oficial (sitio donde se organizan los cursos alrededor del mundo), vamos a resumir lo que es y no es Vipassana.

Lo que NO es Vipassana:

  • No es un rito o un ritual basado en la fe ciega.
  • No es un entretenimiento intelectual ni filos√≥fico.
  • No es una cura de descanso, unas vacaciones o un club social.
  • No es una hu√≠da de los problemas y las tribulaciones de la vida diaria.

Lo que SÍ es Vipassana:

  • Es una t√©cnica para erradicar el sufrimiento.
  • Es un m√©todo de purificaci√≥n mental que nos capacita para afrontar las tensiones y los problemas de la vida de una forma tranquila y equilibrada.
  • Es un arte de vivir que se puede utilizar para contribuir positivamente a la sociedad.

¿Cómo llegue a Vipassana?

Las cosas bellas de la vida llegan en empaques y sabores ajenos a su contenido.

Era el año 2009, con más preguntas que respuestas y más incertidumbres que verdades, deambulaba por la vida buscando oxígeno y paz.

No pretendo escribir un post exorcizando el meollo emocional por el cual me encontraba, tan solo quiero que te lleves esta idea: de momentos difíciles en mi vida, puedo decir que este.

Pasaba por procesos complejos con mi familia, a nivel profesional. El estrés que se apodero de mi me hicieron transformar mi identidad, con 24 años me vi frente al espejo aceptando mi calvicie.

No solo mi cuerpo se estaba transformando, también mi alma.

Sé que es difícil encontrar la neutralidad en estos momentos de cambio, donde parece que la vida se revuelca arrasando con lo único que has construido. En mi experiencia, es en esta turbulencia donde la gracia universal se manifiesta (llámalo como quieras: Dios, universo o lo que sea). Por mi parte, considero que gracias a esta petición inconsciente de ayuda que estaba pidiendo, me llego en el cuerpo de una persona.

Si has finalizado un curso de Vipassana y le has encontrado valor al tiempo y esfuerzo invertido te aseguro que vivir√°s con un eterno agradecimiento con la persona que te motivo a ir.

Recuerda
Este artículo es un homenaje a ella, la socia de mi vida.

Una meditación para sanar

Pasaron los meses y el día llego. Aliste mi maleta observando que lo que iba a hacer era un acto de renuncia. Me ausentaba de mi familia, mi comodidad y mis compromisos.

Quizás el primer acto simbólico de Vipassana es un acto de renuncia, de muerte emocional y física. Una muerte que no todo el mundo está dispuesto a hacer. Una muerte que se necesita para destruir la maleza y sembrar en el campo fértil una nueva flor.

Es esta muerte a la que todos temen. Temen ausentarse de sus compromisos, de sus familias, de la enseñanza con tintes budistas,  del rigor y la disciplina; la mente elabora sendas excusas para no afrontar su cita con lo inevitable: la muerte.

Pero esta muerte es sanadora, como cualquier proceso de transformación implica crisis, pero acaso, ¿eso no es lo que estaba viviendo afuera?

La decisión fue fácil, no tanto para mi familia. Con más aceptación que entendimiento vieron como hacia mi equipaje, en sus rostros había una mezcla de desconcierto, duda y resignación.  Quizás fue sus creencias religiosas que les impedía aceptar una nueva creencia religiosa en la casa, las restricciones de alimentación y el rigor que rayaba con lo militar o la incomprensión ante una vida que ellos no podían entender.

Ni yo mismo la entendía.

Al salir de casa mis ojos se enfrentaron con los ojos húmedos de mi abuelita, no pronuncio palabra alguna, no quería que sus dudas me invadieran, me soltó y su mirada melancólica siguió al taxi que me esperaba en la puerta.

En este ritual quedo sellado un antes y un ahora, un cambio en el destino de la familia; comenzaba la era Vipassana en mi vida.

Día 0

En aquella época asistir a un curso de Vipassana en Colombia era una proeza. Únicamente realizaban 4 cursos en el año (2 en Bogotá y 2 en Medellín a mitad y al final del año), las inscripciones comenzaban 4 meses antes y en una semana los cupos ya se habían acabado.

Por fortuna me aceptaron y junto a mí, la cómplice de esta aventura.

—“Cesar, no sabes lo que se te viene pierna arriba”—promulgaba sin descanso los días previos antes de la partida.

Ella me había comentado las reglas, los horarios y las dificultades por las que seguramente pasaría. Nada me hizo dudar, las acepte motivado por su experiencia personal, porque en el fondo sentía que su llegada a mi vida no era casualidad, era un sincrodestino para sanarme.

Y como un niño que va a paseo, aliste mi maleta, mi cojín de  meditación y me encomendé al proceso.

Llegando a meditar

Mi primer curso de meditación lo hice en Medellín. El centro de meditación era una experiencia visual que simulaba los paisajes del Himalaya.

Sobre el filo de la montaña como moldeando un pastel artístico se asienta este lugar para retiros espirituales, un sitio de difícil acceso, pero ayudado por los organizadores del curso la llegada se hizo en un bus contratado.

En medio de las dos cordilleras yacía el valle de aburra, lugar donde se ubica la ciudad de Medellín. Nosotros en lo alto de la cordillera veíamos este rio de ladrillo encumbrarse hasta lo alto de la otra montaña. Por encima de la ciudad la nube se tiende cubriendo el rio de arcilla. Estar por encima de las nubes se convierte en un paisaje idílico.

Una vez hecha la inscripción y asignada la habitación, no queda mas que esperar.

Continuara…